miércoles, 18 de abril de 2012

Libro: El Porvenir de mi Pasado
Cuento: “El Otro Yo”
Autor: Mario Benedetti
Editorial Santillana, 2003
El Otro Yo
Mario Benedetti


Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la naríz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.
El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente, se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse incómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.
Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo que hacer, pero después se rehízo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañana siguiente se había suicidado.
Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe para el pobre Armando, pero enseguida pensó que ahora sí podría ser íntegramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó.
Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió la calle con el propósito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso le lleno de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas. Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: "Pobre Armando. Y pensar que parecía tan fuerte, tan saludable".
El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo.
En la vida real como a muchos nos pasa,  es relevantemente extraña damos una cara, pero nadie sabe exactamente lo que estamos pensando o sintiendo e incluso nosotros a veces sentimos que no tenemos palabras para expresarnos o no sabemos cómo actuar ante esa situación inédita que se nos presente y que no se parece en nada a otras situaciones que hemos vivido, nos hacen sentir avergonzados de nuestros yo interior y no nos damos cuenta que el complemento del uno es el complemento del otro y que somos personas fuertes y ala vez frágiles, creemos que somos capaces de reconocer como somos, pero en realidad no es así. Todos nos comportamos de forma distinta según las situaciones, nos tomamos papeles distintos que nos identifican pero que a la vez puede parecernos contradictoria; la solución seria aceptarnos y amarnos tal y como somos darnos a conocer trasparentes ante los demás no hay nada mas valioso que ser lo que uno es sin miedo alas criticas de los demás .

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